Con motivo de la inminente coronación de Wu Zetian, quien se convertirá en la primera emperatriz de China, se erige en la capital una imponente estatua de Buda. Ante la misteriosa combustión espontánea de varios dignatarios, Wu solicitará la asistencia de Dee Rinjie, un oficial que había encarcelado años atrás, para que desentrañe el enigma.