Anabel dejó a su hija Chiara cuando esta tenía tan solo ocho años. Treinta y cinco años después, Chiara regresa con una inusual solicitud para su madre: desea que pasen diez días juntas. Anabel considera este viaje como una oportunidad para reconectar con su hija, sin embargo, ignora que Chiara tiene un motivo secreto y que deberá enfrentar la decisión más trascendental de su vida.