En 1956, la actriz emergente Marilyn Monroe (Michelle Williams) aterriza en Inglaterra para protagonizar junto a Sir Laurence Olivier (Kenneth Branagh) la película "El príncipe y la corista". Colin Clark (Eddie Redmayne), un joven de 23 años con excelentes conexiones, logra conseguir un puesto como asistente de producción y se convierte en espectador del conflicto de egos y de la tensa interacción entre Olivier y Marilyn durante la filmación.